Esta noche me vino a visitar un poema. Llegó en inglés – esta que sigue es una humilde traducción hecha de prisa para compartir
(El título es un homenaje a quien ya sabe.)
Eran los últimos sobre la tierra
Él la encontró en una cueva diez días después que el mundo acabara
Ella era solo una niña, y el la vió crecer
Por años en un mundo vacío
La poseyó al fin, una noche, bajo un cielo que se sonrojaba
Tuvieron tres hijos, uno tras otro
Quienes murieron a pocos días de nacer
Ella lo mató mientras él dormía, la noche en que murió el tercero
Y se sentó, y lloró
Y miró como el sol se comía al mundo
Me seduce y me aterra. Las dos únicas cosas que últimamente me gusta que me ocurran. Todos, incluso los longevos, morimos, de todas maneras, a pocos días de nacer. Los últimos, además, me traen reminiscencias. Nunca vienen a visitarmos, los últimos, sin traernos reminicensias. Es como si estuviera internado en un hospital y recibiera visitas con ramitos de flores.
En cuanto a ese cielo timorato, habría que haberle corrido la ventana.